Biografía

La familia Moscati

San José Moscati nace en Benevento (Italia) el 25 de julio de 1880 en el seno de una familia culta. Su padre era Francisco Moscati, juez, y su madre Rosa De Luca dei Marchesi di Roseto. La familia Moscati estaba formada por el matrimonio y nueve hijos, de los que él era el séptimo.

En 1884, debido a un nuevo destino del juez, la familia se traslada a Nápoles. Unos años más tarde en 1892 su hermano Alberto sufre una lesión al caer de su caballo, quedando epiléptico. A raíz de este suceso, Giuseppe Moscati comienza a considerar su pasional vocación de médico, en vez de la carrera de Derecho como su padre y su abuelo.

Médico

Se matricula en 1987 en la Facultad de Medicina, excelente estudiante, se gradúa en 1903 y posteriormente comienza a trabajar en Hospital de los Incurables donde será nombrado médico jefe en 1925. Durante su periodo en el hospital, se levanta temprano para visitar antes a los enfermos más necesitados, y ya después de su trabajo los atendía en su consulta particular.

La madre de Moscati, conociendo la sensibilidad de su hijo, estaba preocupada de que su decisión de inscribirse en la medicina lo pusiera en continuo contacto con el dolor, a esto, él respondió que: «estaba dispuesto a acostarse en la cama de los enfermos si fuera necesario». Este compromiso fue confirmado más tarde por la dedicación absoluta con la que ayudó a sus pacientes, de los cuales siempre se hizo cargo no solo de las necesidades del cuerpo, sino también el alma, dando testimonio de su profunda convicción de fe y de que la misma enfermedad se puede calmar con la consolación religiosa y espiritual

Hay dos episodios importantes en la vida de Josè Moscati que nos hacen comprender mejor la grandeza de esta figura: el 8 de abril de 1906 el Vesubio comenzó a entrar en erupción. Josè comprende que debe irse inmediatamente a salvar a los enfermos y se dirige a la Torre del Greco, donde el Hospital de los Incurables tiene una pequeña sucursal. Justamente después de que ha puesto a salvo al último paciente, la estructura se derrumba.

En 1911 una epidemia de cólera se propagó en Nápoles y también esta vez José no sólo estuvo al lado de los enfermos sin temor al contagio, sino que también estuvo al frente de sus actividades de investigación que contribuirían mucho a contener la enfermedad.

Ciencia y fe

Además de dedicarse al cuidado de los enfermos, José Moscati es también un excelente investigador que experimenta con nuevas técnicas y nuevos fármacos, como la insulina, que se utiliza en el tratamiento de la diabetes desde 1922. Además, era tan hábil en las autopsias que en 1925 se le confió la dirección del Instituto de Anatomía Patológica.

No es raro verle hacer la señal de la cruz antes de operar un cadáver, por el respeto que se debe al cuerpo de una persona que fue amada por Dios. Para él, la ciencia y la fe no son dos mundos distantes, separados e irreconciliables, sino dos elementos que coexisten en su vida cotidiana, constituidos por una gran devoción a la Virgen María, la sobriedad y la pobreza personal en el seguimiento de San Francisco, y la elección del celibato para disponer de más tiempo para sus cada vez más numerosos pacientes.

Médico e investigador de valor, dedicó su actividad, y en general su vida, a obras de caridad, ayudando a los desprotegidos, incluso en la ciudad más pobre y abandonada, cuidaba de ellos de forma gratuita y también los ayudaba económicamente.

Escritorio original de San José Moscati

Sostuvo firmemente que no debía existir contradicción o antítesis entre ciencia y fe: sino que ambos tenían que contribuir en la vida del hombre. Moscati fue siempre un punto de referencia de la fe y trató por todos los medios no sólo ser un médico del cuerpo de sus pacientes, sino también un médico del alma.

Veía la Eucaristía como centro de su vida y, por otra parte, estaba fuertemente ligado al culto de la Virgen. Se preparaba durante el año para las fiestas de la Virgen María, ayunaba en los días en que era necesario, tratando de involucrar a todos con cuanto se reunia, usando la bondad como su mejor arma. Moscati es conocido por su atención médica caritativa a los pobres y necesitados, y por su devoción religiosa.

Muerte

Todo el mundo va al estudio de José Moscati, tanto personas famosas como el tenor Enrico Caruso como anónimas. Prestó la misma atención y la misma escrupulosidad a todos, porque en cada rostro ve el rostro de Jesús sufriente. En la sala de espera había un sombrero a modo de cesta con una leyenda nada habitual: «Quien tenga, deje. Quien no tenga, lo tome».

Fallece el 12 de abril de 1927 a los 46 años, reposando en su sillón a la espera de la visita de los enfermos en su estudio privado, por un ataque al corazón. Estaba preparado para su muerte y la miró con la serenidad del justo: él venció a la luz de la fe cristiana.

La noticia de su muerte se difundió rápidamente, se resume en las palabras «ha muerto el médico santo». En el funeral hubo una participación popular significativa, especialmente los pobres lloraron sinceramente la pérdida de su más querido benefactor.

Canonización y fechas significativas

El 16 de noviembre de 1930 sus restos mortales fueron trasladados al Cementerio de Poggioreale en la Iglesia del Gesù Nuovo de Nápoles, centro principal de veneración, en una urna de bronce creada por el escultor Amedeo Garufi. Su festividad en la Iglesia católica se celebra el 12 de abril, día de su fallecimiento, mientras que el 16 de noviembre se celebra el traslado de sus reliquias.

El papa Pablo VI lo proclamó beato el 16 de noviembre de 1975.

Fue proclamado santo el 25 de octubre de 1987 por Juan Pablo II al final del Sínodo de Obispos sobre la vocación y misión de los laicos en la Iglesia. Su memoria litúrgica se celebra el 16 de noviembre.

Tumba de San José Moscati en la iglesia del Gesù Nuovo, Nápoles.